Wittgenstein nunca antes había tenido tanta razón.
Wittgenstein propuso el término "juego de lenguaje" como un conjunto de reglas a conocer e integrar para llevar una forma de vida basada en ellas. Esto se puede ampliar a la cultura y, por tanto, a la política.
"El
lenguaje es como un cuchillo, puede servir para cortar el pan o para un
asesinato. Con las palabras podemos mentir o defender la verdad,
usarlas de forma hiriente o caritativa"
Hoy en día, en la política, los juegos del lenguaje estan presentes en todos lados: en los discursos (especialmente en los grabados y reproducidos, sin posibilidad de pregunta) , las
(veraces) campañas electorales y en sus (siempre "convincentes") promesas...
Sin
embargo, parece ser que o bien nosotros no entendemos su (muy peculiar)
juego, o bien ellos cambian de reglas cada poco tiempo, lo cual
explicaria su tendencia a incumplir lo prometido.
Ahora se esta dando un nuevo juego del lenguaje propio de la crisis, asi asegura la princesa Letizia.
"Estoy
segura de que la crisis tiene su propio lenguaje y su utilización puede
ser intencionada. Y no es lo mismo decir ayudas que rescate, recesión
por crecimiento negativo o reestructuración en vez de recortes"
¿Se puede utilizar
el lenguaje, las palabras para disfrazar la realidad, para enmascarar
los problemas y tintarlos, temporalmente, de otro color? ¿Nos manipulan
con los diferentes juegos del lenguaje que se están dando en la
política?
¿Cuál es la relación que existe entre la política y los conceptos fundamentales de Wittgenstein? No nos convence vuestro planteamiento
ResponderEliminarLa politica, como ya hemos mencionado en la entrada, tiene su propio juego del lenguaje. Wittgenstein fue el que la propuso como forma de vida, y que podía tambien, referirse a la cultura, y por lo tanto, a la política. De ahí que hayamos relacionado en la entrada la politica y los conceptos fundamentales de wittgenstein.
ResponderEliminarPor otra parte no tratamos de convencer a nadie con este planteamiento, sino que es la realidad, es su criterio estar convencido o no de la misma